Internacional

Guillermo Lasso, el banquero que se topó con los carteles de la droga

El presidente de Ecuador, como recomiendan los libros de emprendimiento, no ha dejado nada a la improvisación y ha preferido disolver el Parlamento antes que enfrentarse a un proceso de destitución. Su Gobierno ha lidiado con una crisis de seguridad sin precedentes en el país

La vida profesional de Guillermo Lasso se resume en una serie de ascensos en el mundo de la banca y los negocios que lo perfilaron como un hombre de éxito. Eso le colocó el cartel de presidenciable, en la línea de los políticos-gerentes que brotaron por todo el mundo asegurando lo formidable que era manejar el Estado como si fuera una sociedad anónima. Después de dos intentos infructuosos de hacerse con el poder, lo logró a la tercera en 2021, derrotando al correísmo, que andaba en sus momentos más bajos. Heredó un país profundamente endeudado, con las arcas vacías. Era la hora del banquero.

Sin embargo, nada ha salido como su prospectiva auguraba. En solo dos años se ha visto acorralado por el Congreso ecuatoriano, que lo sometía hasta hoy a un juicio político por un supuesto caso de malversación de fondos. El proceso era un juego incierto que podía acabar en su destitución. Pero este hombre de cara redonda y gafas cuadradas, de 67 años, se ha agarrado al último resorte que le quedaba, no quería dejar nada a la suerte y activó lo que se conoce como la muerte cruzada. Sin más rodeos, decretó la disolución del Parlamento e inmediatamente se activó la convocatoria de elecciones legislativas y presidenciales a las que él mismo puede presentarse si quiere. Lasso no ha dejado nada a la improvisación, lo que recomienda cualquier libro de emprendimiento en un momento de crisis.